Hablar de brechas sociales es un tema más o menos interiorizado dentro de nuestras sociedades, más aún si hablamos de la polarización socioeconómica, sin embargo con la situación que vivimos la brecha tecnológica se pone de manifiesto, mientras muchas instituciones educativas estaban preparadas con sus plataformas y docentes equipados-as de aplicaciones necesarias, o fueron adquiridos y formados-as durante el tiempo de receso. Otras tantas hoy en día no saben como continuar, especialmente en aquellas poblaciones en donde ni siquiera se cuenta con suministro de energía eléctrica.

Hablar de implementar la educación virtual es algo que desde el escritorio puede ser cuestión de habilitar una plataforma tipo Classroom y comenzar a enviar trabajos a través de correos electrónicos, que el mismo classroom podrá ayudar a calificar, seguir y realimentar. Sin embargo, en la práctica encontramos que hay normativas que restringen el uso de cuentas de correo electrónico según edad de niños-niñas, las recomendaciones sobre uso de pantallas en menores de edad y específicamente en niños y niñas de menos de cinco años, hay docentes que simplemente conectan vía zoom en espera de que la sincronía espacio-tiempo acompañen a sus estudiantes (aquellos hogares con una conexión precaria, un sólo dispositivo para varios miembros, o un dispositivo sin cámara, entre otros quedarán excluídos de la clase)

Si otro-a docente, decide realizar un proceso con alguna aplicación tipo Cuadernia, J-clic, Constructor 2.0, por nombrar algunas basadas en formato Flash, tendrán problemas con el instalador de la misma según el navegador del estudiante, quien al menos de tener algo de conocimiento al respecto quedará también excluido,
Optar por cualquier herramienta sin tener en cuenta la diversidad de las situaciones de los estudiantes, implica un intento por hacer caso omiso a las desigualdades y diferencias que existen al interior de una institución educativa, más aún si ya de por sí mismas atienden a población excluida o en riesgo de exclusión tecnológica. Una recomendación de materiales de consulta online puede ayudar a una parte de la población, y aún así: ¿qué pasa con aquellos que no poseen acceso online?, nos olvidamos y damos el discurso de garantía al derecho de educación mientras enviamos los listados, .pdf o enlaces de acceso.

Tal vez sea el momento oportuno para pensar la sociedad de otra forma, en donde la flexibilidad educativa no se base en entregar algo para que hagan, a permitir a las comunidades educativas construirse y verse de forma diferente, tal vez, y sólo tal vez educación virtual encierre algo más que hacer lo mismo que en presencial, tal vez no se trate de que en vez de ir a un sitio nos conectemos a una pantalla, tal vez se trate de que en lugar de imprimir el ejercicio del pdf en cuestión se habilite una interacción a través de una aplicación del sin fin de herramientas digitales, tal vez sirvan de algo los esfuerzos de las plataformas para permitir trabajo colaborativo, tal vez el docente deba dejar de observarse como un experto en contenidos y sea un mediador de los mismos, y más aún recuerde su papel como transformador.

En una sociedad con tanta brecha social y tecnológica, hacer caso omiso a las realidades del estudiante, es igual a dejar miles de estudiantes atrás, no se trata de un aprobado general, se trata de asumir el reto y aportar en el intento. En está línea, y tal vez por el sesgo profesional, mi invitación es a investigar al interior de las instituciones cual es el perfil de su docente y su estudiante, y ser flexibles, más aún consecuentes con ellos y ellas, en vez de esperar que todos se calcen la misma herramienta, probar la herramienta que se adapte a todos, y si no es posible, atender la heterogeneidad de la población, con la heterogeneidad de los medios, y nadie mejor para entenderlo que el docente.
Para quienes estén familiarizados con el Design thinking, en general con investigación acción participativa, sabrán que uno de los tantos caminos para construir en momentos crisis es partir de la realidad, y ella no suele ser homógenea, por ello será difícil que una generalización permita atender a múltiples particularidades. Uno de los tantos esquemas, que permiten explicar la metodología es el siguiente:

Herramientas TIC aplicadas a la educación/Design Thinking – Wikiversidad. (2020). Es.wikiversity.org. Retrieved 17 April 2020, from https://es.wikiversity.org/wiki/Herramientas_TIC_aplicadas_a_la_educaci%C3%B3n/Design_Thinking
En términos generales iniciamos con un acercamiento para comprender la situación y sus actores, luego definimos información que nos permite establecer las particularidades del escenario, para luego analizarlo (ya sea con árbol de problemas, análisis DOFA, u otra técnica), de ahí pasamos a idear (técnica de los sombreros, tormenta de ideas), que nos permiten comenzar a plantear soluciones e idear prototipos por ejemplo: con pequeños planes de acción, que vamos a comenzar a testear (llevar a la práctica y contrastar con la realidad) para realizar los ajustes necesarios (tal vez implique volver a alguna de las etapas anteriores) antes de entrar a implementar.